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El Amor del Padre

Parece que circulan por las redes post que habla sobre el amor del padre, haciendo referencia a un estudio, según dicen nuevo, en la Universidad de Connecticut en estados Unidos, lo cual ya parece vender credibilidad, y no es que no la tenga, sin embargo, de novedoso no tiene nada. Que el rechazo por parte de uno de los progenitores en la infancia hacia un hijo genera secuelas ya se sostenía desde las tradicionales escuelas psicoanalíticas, existe bibliografía extensísima sobre el tema de las secuelas psicológicas provocadas por la falta de amor de alguno de los cuidadores sobre los recién nacidos. Lo que parece que tratan de demostrar es que es el de la figura masculina el que provoca mayores daños dadas las connotaciones sociales que se le atribuyen en cuestiones de poder y autoridad. Obviamente muy discutible dado que está sujeto a un modelo tradicional y obsoleto de la familia donde los roles se atribuyen en función del género. No solo discrepo con el planteamiento teórico del estudio sino también con las conclusiones.

Los recién nacidos necesitan del vínculo con los cuidadores, independientemente de su sexo para la supervivencia, sin amor ni afecto ni cuidados se abren las puertas de la patología y los desórdenes mentales, en el mejor de los casos, ya que el abandono en edades tempranas puede llegar a abocar a la muerte. El niño necesita de los cuidados básicos, alimentación, higiene y seguridad, pero a su vez se alimenta de caricias, contacto físico y emocional, el crecimiento para que sea armónico parte del amor incondicional de los padres, de la estructura psíquica que se transmita a través del amor compartido, solo así podrá crecer en seguridad y equilibrio.

El amor del padre y de la madre son complementarios

El amor del padreAhora bien, ¿Es más importante el amor de un padre o el de una madre? Obviamente ambos resultan complementarios y no tanto por el género natural al que pertenezcan sino por el rol que adopten dentro de la pareja. El rol femenino tiende a asociarse más con el intercambio afectivo, protector y cuidador, mientras que el masculino es posible que se adivine como la figura de autoridad, poder y fuerza, sin embargo, insisto, estos roles asignados a los géneros resultan obsoletos. Otro asunto sería qué papel juega cada uno y en qué miembro de la pareja el niño encuentra el calor, los límites, la seguridad, la mirada incondicional, el sosiego o la regulación emocional. En todos los casos el niño va desarrollando un proceso de identificación con uno de los dos, si es que existen dos cuidadores, en este sentido es importante salvaguardar la propia identidad que va desarrollando el pequeño, ya que a quien admira necesita que también lo admire, lo respete y lo apoye.

Podríamos decir, como norma, que los niños se identifican más fácilmente con la figura masculina y las niñas con la femenina, pero tampoco podemos generar una norma estricta al respecto, ya que no siempre es así y dependerá del vínculo afectivo que tengan entre ambos y de la aceptación que sienta por parte de su padre o su madre. Todo proceso de identificación tiene que ver con el amor percibido por parte del niño y la sintonía entre ambos, eso tiene que ver con esas expresiones tan comunes, “este niño tiene mamitis o papitis”, y es que los peques de la casa apuestan por el que mejor cubre sus necesidades afectivas en función de sus necesidades.

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La calidad del amor del padre y de la madre

En un escenario ideal tanto el amor de la madre como el del padre, no solo por cantidad sino por calidad, son imprescindibles para un desarrollo óptimo, no hay un amor mejor que otro en base al género, lo que sí pueden encontrarse son rasgos comunes al diferenciar las relaciones de las madres con sus hijos y de los padres con sus hijos. Lo que sí tenemos claro, en base a la dilatada investigación con menores en riesgo, es que el rechazo por parte de cualquiera de los cuidadores es generador de conflictos. En cualquier caso, el abandono emocional tanto de un padre como de una madre genera secuelas difíciles de resolver a lo largo de toda la vida, donde el adulto tratará por todos los medios de suplir el vacío que no pudo llenarse y lo hará a través de otros adultos, parejas, jefes o figuras de autoridad, amistades, en un intento de rellenar aquella figura que no hizo bien su trabajo y de la que no obtuvo el afecto necesitado.

Hoy en día, más en unas sociedades que en otras, el papel de los padres tiene un papel protagonista también, su implicación afectiva y presencial no tiene parangón con tiempos remotos, siendo una figura de referencia en condiciones más o menos parecidas a las de las madres, y digo que es algo aproximado porque se sigue volcando la mayoría del peso de la crianza en las madres, posiblemente por su propia naturaleza para el cuidado de las crías, no olvidemos que en todas las especies esto es precisamente así y por más que exista una revolución en cuanto a cambio en los roles, lo esencial sigue siendo lo evidente.

El amor de un padre bien avenido por supuesto que resulta no solo un gran equilibrador para un hijo, sino también un referente de peso, no es que sea importante sino que es importantísimo, pero eso no lo coloca por encima del amor de una madre, que en igualdad de condiciones resulta también un gran marcaje para la vida afectiva del peque. En definitiva, será más importante, más reconocido y más necesario al amor del cuidador que esté más presente no sólo física sino emocionalmente a lo largo del desarrollo en toda la etapa infantil, ese será su referente, quién le cuidó, le amó, le admiró y le guió.

Esperamos tus comentarios si crees que es más importante el Amor del Padre 🙂

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