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Como amar sin mendigar el amor

Quizás nunca te has planteado mendigar el amor ¿Me quieres? ¿Cuánto me quieres? ¿De verdad que me quieres? Dímelo otra vez… ¿Me querrás para siempre? No dices nada… ¿Ya no me quieres? ¡Yo quiero que me quieras más que a nadie en el mundo! Pues yo si que te quiero… (Y así…sucesivamente).

Y es que, no se puede jamás saciar al que carece de la seguridad de poder sentirse amado por los demás, nada puede calmar su angustia, no importa las veces que le digan que sí le quieren, necesitará escucharlo una y otra vez, porque si no se para en ello, sino se da cuenta de que quien no se quiere es así mismo, navegará en la eterna duda de poder reconocer el amor del otro hacia él.

Generar ternura

Son estas personas que generan una inmensa ternura por su inseguridad hasta que colman la paciencia de la pareja, ¡Que sí, que sí te quiero, no me lo preguntes más! Pues no lo parece…como te enfadas tanto… Quizá reconozcas a alguien o a ti mismo en estas líneas, quizá te suene este eco reiterativo que de adolescentes cantábamos a las flores arrancando pétalos hasta llegar al ¡Sí me quiere!, aunque para ello hubiese que desojar un campo de margaritas entero. En esa adolescencia donde uno aún no tiene muy claro que es eso del querer y que lo confunde con posesión y pasión.

Suplicar el amor

En la adultez aprende a no mendigar el amor, perseguir el amor hasta alcanzarlo, suplicarlo a través de preguntas inocentes puede ser más síntoma de miedo al abandono que de deseo, de hecho es más una proyección de una carencia afectiva personal que cualquier otra acción en busca de hacer crecer el amor en pareja. Es reflejo de una ansiedad importante poco consciente, normalmente vivida como un termómetro de su gran capacidad de amar y de su gran corazón, sin embargo, las súplicas en el amor nada tienen que ver con esto, más bien responden a un miedo infantil que aún habita en el adulto, el de ser rechazado, no reconocido, no amado.

No debes mendigar el amor

Dicen los más intuitivos que el amor no se busca, posiblemente así sea y no sea algo que esté bajo nuestro control, lo que sí sabemos es que el amor no se pide, no se suplica, no se persigue, no se mendiga, el amor simplemente es algo que tenemos dentro de nosotros para dar y regalar a quien cada cual desea. El amor nace de uno, no puede ser manipulado por otro desde fuera, podrá cuidarse, podrá adornarse, podrá estimularse, pero nunca crearse desde fuera, el amor es una emoción tan profunda y personal que por más que lo pidamos no nos podrá ser entregado sin que medie la propia emoción y mane desde la fuente de la que tanto deseamos beber.

Permite que el amor te sea dado

En todo caso invierte toda esa energía en quererte cada día un poco más, en reconocerte como una persona válida con derecho a ser amada, en tomar conciencia de toda persona necesita tener un amor propio equilibrado para huir de la necesidad de conseguirlo fuera. El amor propio no puede lograrse a través del amor de los demás, a excepción de la primera infancia, donde precisamente es el amor incondicional de los otros el que permite dibujar al niño esa primera noción de amor hacia uno mismo.

El amor debe ser dado y recibido en la misma medida, debe sustentarse sobre la bidireccionalidad, de otro modo te expones a caer en una relación desigual en la que uno ama y el otro se deja querer, sin equilibrio, sin seguridad, sin tranquilidad.

¿Cuál es el secreto de ser amado?

Seguramente el secreto de ser amado por los demás tenga que ver con la capacidad de amar que tenga uno mismo. Y es que existen personas a las que no se les resiste el amor, son grandes conquistadores del cariño de los demás y suelen ser vistos desde un punto de vista que afirma aquello de…”es difícil no quererle, lo pone tan fácil”. Y…  ¿Cómo actúan estas personas? Básicamente son personas carismáticas, con buena capacidad de empatía, seguras de sí mismas y muy respetuosas con las emociones de los demás. No chantajean, no manipulan, no insisten, dejan a los demás su espacio, no invaden a los demás, se mueven en el mundo de las relaciones con de forma afectiva y muy independiente, todo suele estar bien y no suelen poner pegas, ¡No te preocupes, otro día será, lo entiendo perfectamente, disfruta! Son personas que generan un buen clima afectivo, huyen buscar culpables ni de señalar a nadie, son capaces de entender el punto de vista del otro sin sentirse heridos por ello. Se quieren a sí mismo lo suficiente como para no tener que poner una y otra vez en duda el amor que los demás le brindan, lo reconocen y lo hacen suyo, no hace falta demandarlo. Y por supuesto…no mendigan jamás el amor de nadie, no por soberbia ni orgullo, ni mucho menos, sino por ser capaces de respetar los sentimientos de los demás, no los viven como una amenaza hacia ellos, simplemente, los aceptan.

Recuerda aprende a querer sin condiciones  y ha no mendigar el amor

Si deseas que te quieran, simplemente aprende a querer sin condiciones, entrega de ti tanto como sientas que recibes y sino sientes el amor de vuelta, no lo pidas, déjalo ir, busca relaciones de equilibrio, siempre habrá más personas a las que querer y que nos puedan querer en la misma medida. El amor mendigado nace de la necesidad de tener amor a ti mismo, no lo olvides, eso no te lo puede dar nadie más que tú a ti mismo.

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