Sobrevivir al 14 de febrero, día de los enamorados
¡SOS! Ya llega, ya vuelve, otro San Valentín que me pilla como pollo sin cabeza, de nuevo a soportar que te recuerden que estás solo…y cada año me pregunto lo mismo… ¿Cómo sobrevivir a San Valentín?
Y es que parece mentira, como pasa la vida, sin avisar, sin darte cuenta, como año tras año puedes hacerte la misma pregunta una y otra vez, ¿Encontraré alguna vez el amor de mi vida? ¿Hay alguien ahí fuera especial para compartir la vida conmigo? ¿Seré merecedor de un amor sincero y duradero?
¡Por supuesto que sí! Todos venimos al mundo para amar y ser amados, es cierto, a veces cuesta más descubrir este sentimiento tan intenso y otras muchas no termina de funcionar, pero nada tiene que ver con merecerlo o no, sino con cómo, cuándo y con quién me encontré.
Y es que si hay algo que al ser humano le desespera es precisamente la soledad interior, que nada tiene que ver con tener gente alrededor sino más bien con sentirse conectado con los demás, en concreto con alguien en particular en quién depositar todo su afecto, una pareja donde uno pueda sentir que alguien se hace cargo de sus carencias.
¿Y si borramos San Valentín del calendario?
¡No parece mala idea para los que se sienten incompletos, desde luego! Borrar fechas sería algo así como negar realidades que duelen, el hecho de que te lo recuerde el calendario, las redes sociales, la prensa, la publicidad, la red social es como un constante señalamiento que pone en evidencia, ¡Ey, espabila, sigues solo!
El tema es el siguiente, San Valentín es un hecho en muchos países del mundo y a día de hoy se ha convertido en uno de los días del año más sugerentes para cualquier empresa que sepa convertir el amor en cajas de bombones, postales, tarjetas, perfumes, cenas, masajes o viajes, ¡Es imparable! ¡No podemos borrarlo, ni negarlo, existe y será mejor aceptarlo y adaptarse!
¿Qué podemos hacer cuando llega el San Valentín y no tenemos con quién?
Eso dependerá de qué necesidades tengas y qué forma de ver la vida prefieras, no hay fórmulas concretas que encajen para todos los gusto, cada persona es única e irrepetible y encontrará la manera de pasar por alto este día, disfrutarlo o simplemente adaptarlo, veamos quién eres…
El romántico, soñador, que anhela el amor. Sin duda San Valentín debe ser vivido como un fracaso personal, ¡Oh, pobre de mí, me asfixia esta soledad, jamás podré disfrutar de ese encuentro romántico tan señalado! Tenemos que decírtelo…estás equivocado, sí, alguien tiene que ser claro contigo…
¿Crees en el amor?, ¿es algo fundamental en tu escala de valores?
Pues reformula San Valentín, permítete darle tu propio significado, reconviértelo, otorgarle un sentido personal…San Valentín puede ser para ti la celebración del amor en todo su esplendor, con todas sus caras, algo así como:
“Celebro San Valentín porque evoca en mí el amor hacia mí persona, hacia mis amigos, hacia mis seres queridos, mis familiares y hacia la vida y quiero tanto el amor que incluso lo celebro incluso antes de que llegue a mí la parte que anhelo”.
El despechado, dañado, escéptico del amor. Podría ser interesante revisar en esta fecha aquello que tanto me dañó y que me impide avanzar en el terreno sentimental. El hecho de que una fecha nos remueva tiene que ver con los aspectos que no se pudieron integrar o aceptar en la experiencia vital relativos al significado social de la fiesta.
Obviamente, después de una ruptura sentimental nada se puede resignificar aún, pero cuando el tiempo ya pasó, cuando los asuntos rechazados pertenecen al pasado sin duda puede ser un bueno momento para pasar página y comprender que uno no es sólo lo vivido sino lo que hace con ello a partir de ahora.
¿Qué me hizo en sí sufrir?, ¿Qué parte de mí quedó quebrada?, ¿Qué podido aprender con aquello para el futuro?, ¿Qué he mejorado gracias a aquella experiencia tan dolorosa?, sin duda, puede ser el día perfecto para decir adiós al dolor y darse permiso para volver a encontrarlo.
“En este San Valentín digo adiós a los malos momentos vividos en el amor que también forman parte de mí, que también me aportan y me quedo con los momentos vividos de pasión, regocijo, bienestar, ilusión y plenitud, en este fiesta me permito volver a ser yo mismo sin rencor y sin miedo para abrirme de nuevo a otra posible relación, hoy es el día”.
Todo depende de cómo podamos afrontar la vida, de cómo signifiquemos las cosas, de cuánto queramos aprender y transformar el dolor en aprendizaje. San Valentín solo es un día colocado en el calendario, puedes significarlo o no, celebrarlo o no, tenerlo en cuenta o no, disfrutarlo o no, ¡esa es tu decisión!